Subsistencia y cosecha

En Mesoamérica, las conversaciones sobre la subsistencia y la cosecha comienzan con las tres hermanas: el maíz, el frijol y la calabaza. Sin embargo, cada región tenía su propio alimento local que influía en el sustento de sus habitantes, ya fuera la papa en la región andina, la yuca en el Caribe o el salmón en el noroeste del Pacífico. En esta sección rendimos homenaje a la cocina local y su lucha por la supervivencia contra los designios coloniales e imperiales, reconociendo su íntima y recíproca relación con la humanidad. Como Robin Kimmerer tan elocuentemente escribe, "¿Qué es el maíz, después de todo, sino la luz transformada por la relación? El maíz debe su existencia a los cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. . . . El maíz no puede existir sin que lo sembremos y atendamos su crecimiento; nuestros seres están unidos en una simbiosis obligada. De estos actos recíprocos de creación surgen los elementos que faltaban en los otros intentos de crear una humanidad sostenible: la gratitud y la capacidad de reciprocidad" (2013: 343). En "Cómo se siembra el maíz", Antonio García Cruz da instrucciones en español y zapoteco para describir la forma tradicional de plantar maíz.

Desafortunadamente, desde la prohibición española del amaranto durante el período colonial hasta la reciente demanda exorbitante de quinoa en el Norte Global, provocando picos de precios, los alimentos y los cultivos están tan politizados como siempre, cambiando así nuestra relación con ellos. Esto lo vemos desarrollado en la historia de dos hojas utilizadas por los grupos indígenas para combatir el hambre y el letargo: la yerba mate y la coca. Visto aquí como una ilustración en una edición del poema épico nacional argentino de Martín Fierro (1872, yerba mate), y discutida en Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada (1688, coca), el primero se ha convertido en un símbolo de unión comunitaria a través de una bombilla compartida y el segundo es mejor conocido como el ingrediente principal de la cocaína.

Al igual que con la quinoa y la coca, los mercados extranjeros, a menudo occidentales, han impactado la subsistencia y la cosecha de maneras interesantes. El Corazón del cacao (sin fecha) de Catalina Delgado-Trunk visualiza la importancia del chocolate en la cultura mesoamericana, donde se utilizaba en ceremonias y como medicina entre diferentes grupos. A menudo servido como bebida, el chocolate mesoamericano tenía notas amargas de chile o cacahuete. Dado que esto no atrajo al paladar europeo, también nos recuerda cómo el sabor amargo ha sido endulzado con azúcar para hacer el producto más accesible en ciertos mercados.

El azúcar, clave para la popularización de cultivos globales como el cacao, el té y el café, alguna vez dominó la sociedad caribeña. No fue otro que Cristóbal Colón quien trajo la primera semilla de caña de azúcar a las Américas, poniendo al mundo en una trayectoria que incluía la esclavitud masiva de los pueblos indígenas y africanos y la servidumbre eventual de los pueblos asiáticos. Aquí vemos la relación entre la humanidad y un cambio de cosecha desde íntima y honrada a una de explotación.

El azúcar se convirtió en un monocultivo importante tal que cuando su precio disminuyó drásticamente a principios del siglo XX, las islas productoras de azúcar tenían muy poco con que recurrir para arrancar a los motores económicos. El cartógrafo inglés Thomas Jefferys habla sobre el potencial del azúcar en la descripción Compendio de las Indias Occidentales y la descripción general de las Indias Occidentales (1775), mientras que "Mediodía al campo" (1926), del cubano Agustín Acosta aquí publicado como una cartonera 2016, discute el intenso trabajo de la cosecha de azúcar mientras el mundo se dirige hacia la Gran Depresión.

El azúcar se presenta aquí a sabiendas que no es autóctona para las Américas, y para demostrar el papel que la subsistencia y la cosecha han desempeñado como un marcador de la posesión y el despojo. Por ejemplo, el "Elogio al vino de Mendoza" (sin fecha), de Cuadra, debe leerse con el entendimiento de que la mayoría de los viñedos en Mendoza, Argentina, son ahora de propiedad extranjera. Esta noción aparece una vez más en el "Anexo dos" de Carlos Mosquera Arango, un fragmento del boletín de Proceso de Comunidades Negras Comunidades negras y derechos humanos en Colombia (1992) en el que se denuncia a empresas extranjeras por sobrepescar a los cangrejos de la región.

Finalmente, el dibujo GPR en Challuabamba (Ecuador, 1999) de Terence Grieder, retrata la cosecha desde una perspectiva visual. Mangán Tayón - Food for Thought (2001) de Cristina Miguel Mullen celebra la subsistencia y la cosecha en la cocina, donde la cocina tradicional puede inculcar nociones de identidad, comodidad y cultura. Tal es el caso de la obra de Miguel Mullen, ya que las imágenes de la familia rodean a una mujer mientras ella prepara una comida repleta de ingredientes que representan su herencia filipina.